Detrás de las milenarias «piedras» de esos dólmenes y poblados amurallados desperdigados a lo largo y ancho de nuestros campos, así como de los «cacharros» (cerámicas, hachas pulimentadas, puntas de flecha de sílex o adornos de colores) que hoy se exhiben en las vitrinas de los museos arqueológicos, existieron incontables personas anónimas hoy olvidadas o, en el mejor de los casos, percibidas bajo tópicos tan grotescos como erróneos.
Sin embargo, fueron los protagonistas colectivos de una historia apasionante y trágica donde se dieron episodios de trabajo cooperativo, apoyo mutuo y relaciones horizontales, pero también de explotación, opresión y dominación. Y es que gracias a la arqueología no solo sabemos cómo construían sus viviendas, de qué manera fabricaban sus herramientas o qué cultivaban aquellas personas, sino que también hemos podido reconstruir cómo se relacionaban entre sí: mediante modos de vida comunalistas democráticos o bajo el yugo de auténticas aristocracias guerreras que se erigieron como gobernantes de los primeros Estados arcaicos.
Alfonso García (propietario verificado) –
Un libro divulgativo muy ameno, muy bien construido, que a medida que va avanzando te va dirigiendo y facilitando las herramientas para entender tanto la arqueología social y el estudio de la Prehistoria Reciente como los diferentes conceptos, teorías, técnicas e historia de estas disciplinas, etc. Me ha gustado bastante más que “The Dawn of Everything” que me vi obligado a abandonar, es más conciso, menos repetitivo y más amable con el lector, y, sobre todo, se nota que está escrito desde dentro “de la ciencia” puesto que “The Dawn…” resulta un poco cargante en su pose de outsider con los puñitos apretados enfrentado a asuntos que la arqueología y otras disciplinas ya han superado ampliamente.
La tesis central del libro, desterrar la idea de que la historia de la humanidad es una línea ascendente de progreso hasta el lugar en el que nos encontramos y demostrar la existencia de sociedades arcaicas con diferentes modelos socioeconómicos complejos y variados (y, sobre todo, mostrar la existencia de modelos igualitarios, comunales, que funcionaban y eran tan “válidos” como las sociedades estatalizadas), también está muy bien explicada y resulta, incluso más que convincente, evidente. Quizá he echado de menos alguna página dedicada a especular con las razones por la que las sociedades comunales derivarían a sociedades estratificadas (ya sea por la gestión de excedentes, la densidad de población, carestías o cualquier otro posible motivo). El autor deja aquí y allá alguna pista pero yo es que soy un poco zoquete… Por lo demás, una excelente mirada al pasado para cuestionar el presente y, sobre todo, ser capaces de imaginar otro futuro.